sábado, 4 de febrero de 2012

Se reinventa Carlos Zambrano


Las personas que vieron salir a Carlos Zambrano hacia el vestidor, tras ser expulsado por Tim Timmons el 12 de agosto de 2011 en Turner Field, seguramente no imaginaban que "El Toro" no volvería a enfundarse el único uniforme que había vestido en las Mayores.


Además, probablemente tampoco supieron qué imaginar cuando el lanzador tomó sus pertenencias y habló del retiro. ¿Sería un desplante más? ¿El principio del fin?


Hay que conocer a Zambrano para poder entenderlo, cierto que es fácil juzgarlo, pero mucho más sencillo es hacer el ejercicio de comprenderlo aún sin justificarlo.


Tan sólo pongámonos en sus zapatos un segundo. Imaginen lo que puede significar pertenecer durante 13 años a una organización con más de un siglo sin títulos, con inestabilidad, decisiones y piezas que no provocan una sinergía ganadora. Es una realidad que la carencia de logros siempre genera frustraciones y que cada ser humano tiene distintas formas de procesarlo. En el caso del "Toro", las manifestaba con arrebatos y explosiones públicas de furia, entre otros episodios.


Un ciclo perdedor en agonía nunca es compatible con naturalezas competitivas y es precisamente esta la descripción que le daríamos a Carlos Zambrano. Un lanzador competitivo, con el perenne e intenso deseo de triunfar. Quizás esta cualidad fue la que le jugó una mala pasada en su estancia en Chicago.



Un nuevo despertar


La realidad es que para Zambrano, esto no marcó necesariamente un desenlace, sino un nuevo despertar. Con la imagen golpeada, la espalda en deuda y la velocidad de su recta en declive, el venezolano sintió que era el momento de regresar al béisbol invernal.


Mucho tiempo había pasado sin que los diamantes de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional recibieran los embistes de "El Toro", quien se presentó por última vez en la campaña 2002-03 con Caribes.


El largo descanso y la necesidad de reinventarse (una vez más) llevó a Zambrano a volver a un muy diferente equipo de Anzoátegui, ahora campeón defensor de la pelota venezolana.


Difícilmente, podría imaginar todo lo que ocurriría en su regreso a la LVBP en la 2011 2012.


En cinco aperturas, no pudo llevarse una victoria, pero indudablemente los triunfos vinieron en otro sentido.


Zambrano sintetizó en una sola jugada, cómo es la carrera de él y todo pelotero: "Caer, levantarse y salir adelante ante la adversidad".


La línea de Ezequiel Carrera que impactó su labio, no fue un escollo imposible de superar. "El Toro" se levantó, consiguió ponerlo fuera y en su regreso a la lomita, casi tras cumplirse un mes del episodio contra los Navegantes, estuvo cerca de participar en un juego sin hit ni carrera combinado en el que aportó cuatro episodios sin permitir imparable.


Reencuentro espiritual


Mientras tanto una cicatriz en su cara le recordará por siempre y cada vez que se mire en el espejo que en la vida hay que sortear los obstáculos, saber combatir los problemas pero lo más importante que nunca es tarde para volver a empezar. Mucho de esta reflexión tiene que ver con la nueva espiritualidad que Zambrano manifiesta, no es un secreto su entrega a la Palabra de Dios y al Evangelio Cristiano.


"Dios es mi más fuerte inspiración, mi vida, mi carrera, mi futuro y mi destino los he dejado en sus manos", dijo. "Él me puso donde me puso para que madurara, viviera cosas que ahora me van a servir en esta nueva oportunidad profesional".


Mientras Zambrano se reencontraba espiritualmente también lo hacía físicamente en el béisbol invernal venezolano. La experiencia de volver a la LVBP le permitió retomar la fortaleza en un brazo que ha trabajado más de dos mil entradas en su carrera profesional.


"Tenía varios años sin lanzar 97 millas", afirmó el lanzador. "Aquí lo volví a hacer".


Pero el rubro más importante que pudo trabajar en casa fue el anímico. Según sus propias palabras recuperó "la confianza que había perdido y las ganas de querer pitchar de nuevo".


La vida tiene más de un capítulo y Carlos Zambrano está en camino de escribir uno más en la suya, ahora como miembro de los Miami Marlins, una novena que tiene esta meta en común: reinventarse tras varias campañas lejos de la gloria.


Hay quienes creemos que "El Toro" tendrá un papel protagónico en la rotación de los Marlins en la 2012. A estas alturas de su carrera mudarse a Miami será de mucha ayuda para él, pues se trata de un ambiente estable, donde existirá un nivel de presión muy diferente al de Chicago. A sus 30 años Zambrano llega a un equipo que estrena nombre, uniforme, estadio, manager y hasta campocorto, donde lo recibirán con los brazos abiertos y cobijado en el anhelo de demostrar algo más.


El encuentro con su amigo y compatriota, a quien respeta, Ozzie Guillén más un nuevo ambiente laboral son sólo dos buenos alicientes. Lo más importante en este nuevo Carlos Zambrano es lo que trabajó en un invierno muy provechoso, lleno de experiencias que ahora marcarán la pauta en su nueva aventura.

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